La valenciana ultima los preparativos para rodar su segundo corto, tras el éxito de Antonia, mientras escribe el guion de la que será su primera película
18/03/2023 -
VALÈNCIA. Alba Just (València, 1998) no sabe estarse quieta. En lugar de disfrutar de las mieles del éxito cosechado con su primer corto, Antonia, se ha puesto a escribir el guion del que será su segundo corto: Lleó. Y ahora, que todavía no ha comenzado a rodar este último, ya está escribiendo un guion para un largometraje y, en un par de años, dar un paso adelante en su trayectoria. «Cuando una historia me ronda la cabeza, tengo que escribirla y darle forma; aunque me cuesta mucho sentarme y concentrarme», comenta la joven bromeando.
Un largometraje que va a tener que aparcar durante unos meses, ya que ahora se encuentra inmersa en Lleó, su segundo cortometraje. Una historia que cuenta la relación de un hombre con su hijo, sus idas y venidas, sus conflictos y su relación con el entorno, y que está basada tanto en Cartas al padre, de Kafka, como en sus propias viviencias. «Es mi libro favorito de Kafka. Me impresionó mucho su historia, que escribió antes de morir para intentar acortar la distancia creciente entre él y su padre, donde vuelca su crítica hacia él y le señala todos sus fallos, pero también su comprensión», explica Alba.
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A quienes han visto su anterior corto no les extraña la influencia literaria que aparece en el trabajo de esta joven directora. En Antonia, su primer corto, la inspiración vino de la mano de Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Y es que, la literatura es un buen camino para entender el trabajo de Alba Just: al igual que un buen libro lo disfrutas tranquilamente y luego rememoras párrafos o diálogos en tu cabeza, los cortos de Alba son intimistas, llenos de reflexiones y en los que se invita a observar cómo interactúan los personajes, cómo viven y qué piensan.
Otro camino para acercarse a Alba Just es a través de sus influencias cinematográficas, que claramente muestran un estilo muy definido: Fellini, la Nouvelle vague francesa, el director de cine Wong Kar-wai… aunque hay un director de cine que, hoy en día, es su principal referencia: Óliver Laxe, que en O que arde (ganadora de dos premios Goya) aprovecha el poder de la imagen para contarnos la historia de una mujer y su hijo, y donde los silencios, las miradas, las expresiones y la fotografía son el centro de la película. «El verano pasado conseguí una beca y me fui a la residencia de desarrollo de proyectos cinematográficos de Óliver Laxe, con el guion de este segundo corto, de Lleó, y les gustó mucho. Óliver Laxe me ha ayudado mucho a corregir y depurar el guion y, además, me ha invitado a acompañarle en el rodaje de su próxima película; aprender sentada a su lado es un gran regalo».
También fue Laxe quién le guio en dirección a su próximo productor, Fran Ruvira, que apareció cuando Alba ya se planteaba organizar un crowfunding para financiar Lleó. «La búsqueda de financiación es muy complicada, y más en València y para alguien joven. Las productoras no quieren arriesgarse con alguien de mi edad. Sí, les gusta mi trabajo y aprecian lo que he conseguido, pero a continuación te dicen “llámame en unos años, cuando tengas más recorrido”. Es frustrante, ¿cómo voy a conseguir una trayectoria si no puedo rodar? Y a las ayudas públicas tampoco puedo acceder porque o vas con una productora o tienes que llevar cinco años de autónomo produciendo cine», señala Alba.
Ahora respira tranquila. Sabe que su corto se va a rodar y que, además, cuenta con el respaldo de una productora que cuida al cine de autor. Umbracle es el nombre de la productora que Fran Ruvira acaba de abrir en València y que es la sede en esta ciudad de la Fabrica Nocturna Cinéma, una productora independiente francesa, que lleva desde 2010 apoyando el cine de autor, con más de treinta películas producidas con gran éxito de público y de crítica. «Les gusta el cine de autor y trabajan con directores noveles, los mueven por festivales internacionales, donde están muy bien asentados, y les ayudan a crecer». De ahí que Alba esté «muy contenta de que a Fran le haya gustado mi guion y mi anterior corto, y que confíe en mí para este corto y, espero, para próximos proyectos».
Alba explica que está empezando a planificar el rodaje y, de conseguir las ayudas del Instituto Valenciano de Cultura, confía en hacer este verano. De todas maneras, resalta que «hay otras opciones sobre la mesa». En su nuevo proyecto va a repetir con Elia Sanmartín (la actriz que encarnó a Antonia), en el papel de la madre; y el protagonista es el madrileño Darío Larios —«es un amigo mío y el guion lo escribí pensando en él»—. Y, por supuesto, también cuenta con los jefes de equipo con los que trabajó en Antonia, empezando por su director de fotografía, Borja Llorens. «Es mi mano derecha. La fotografía para mí es casi lo más importante y tenerle a él me da mucha confianza; sigue una línea de fotografía y estética que encaja perfectamente con el guion y con mi estilo. Siempre digo que es nuestro corto porque colaboramos mucho y hacemos juntos todos los procesos… Es un lujo. Estoy convencida de que va a ser el mejor director de fotografía de España en poco tiempo».
Y una vez rodado y montado el corto, a entrar de nuevo en el círculo de festivales para que haga su recorrido, se proyecte y que el nombre de Alba Just se vaya haciendo más conocido en ese mundo. Un mundo en el que quiere dejar su huella desde que tenía quince años, cuando empezó con la fotografía. De ahí pasó a los videoclips y a estudiar Comunicación Audiovisual, donde descubrió que el cine es lo que verdaderamente le apasionaba. Ni corta ni perezosa, dejó la carrera y entró en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM), persiguiendo su sueño: «poder llegar a vivir como directora de cine».
Antonia, su ópera prima
Con su primer corto, Antonia, Alba Just ha tenido muchas alegrías. Ganó el Premio del Público al Mejor Cortometraje en el festival Cinema Jove de 2021. «Me hacía mucha ilusión estrenar en casay, además, ganar este premio hizo que su acogida fuera muy buena, en València y en otras partes», comenta. De hecho, tras este premio llegaron cuatro más, además de estar seleccionado para participar en varios festivales internacionales (Portugal, Bogotá, Pakistán y Turquía). «Ha sido muy emocionante porque la selección implica que se va a proyectar, la gente lo ve… y así vas metiendo la cabeza en este mundo; ahora la exigencia es más alta para los próximos trabajos, hay que demostrar que no ha sido un golpe de suerte, sino que sé lo que estoy haciendo», reflexiona.
Antonia está inspirada en la obra Esperando a Godot de Samuel Beckett, concretamente en una conversación entre Didi y Gogo, los protagonistas, donde hablaban de qué pasaría si se separasen. A partir de ella, la joven buscó «qué plasmar en esa espera hacia algo que no llega nunca» y el resultado es la historia de una mujer que decide volver a encontrarse a sí misma tras un largo matrimonio consumido por el paso del tiempo y la rutina, casi impuesta por su marido José. Es una toma de conciencia y un desarrollo personal de Antonia, interpretada por la actriz Elia Sanmartín, en contraposición con el de su marido José, protagonizado por Emilio Linder. «Tanto Emilio como Elia son dos grandes profesionales, conocen muy bien el oficio y rodar con ellos fue casi lo más sencillo del rodaje, ya que se desenvolvían en plató de forma muy natural».
Y eso que el rodaje no fue sencillo precisamente, pues la ópera prima de la cineasta valenciana se rodó en el verano de 2020, en plena pandemia. «Tuvimos que tener muchísimas precauciones durante el rodaje, teniendo en cuenta que uno de los protagonistas tenía 72 años, así que íbamos todo el rato con mascarillas, higienizando los equipos y los espacios cada poco tiempo… pero todo el equipo (unas veinticinco personas aproximadamente) estábamos deseosos de salir a las calles y rodar. Además por aquel entonces el contexto, a nivel cultural, era bastante desalentador. El equipo se portó maravillosamente y todo salió bien», resalta.
Además, Alba Just quiso rodar el corto en 16 mm, lo que supuso «todo un reto, porque las tomas debían hacerse correctamente y con pocas repeticiones; a nivel técnico ofrece innumerables posibilidades, y al resultado final le aporta una estética muy concreta que es la que yo buscaba».
* Este artículo se publicó originalmente en el número 101 (marzo 2023) de la revista Plaza
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